Una raza de arañas de extraordinaria inteligencia, de arañas pensantes, lo había transformado en un nuevo Minotauro. El representaba la única —y la última— esperanza del género humano, y era indispensable encontrarlo. Pero un objetivo semejante suponía internarse en un superlaberinto y realizar un trayecto cuyos riesgos y secretos excedían toda imaginación.
El hombre en el laberinto es, indiscutiblemente, la novela más inquietante y hermosa de Silvegberg, acaparador de premios Hugo y Nebula y uno de los escritores más audaces y polémicos de los últimos años.